El vestidor de los Dodgers luce como cualquier otro antes de un juego. Joe Torre, el mítico ex entrenador de los Yankees y ahora piloto del equipo de Los Ángeles, lee el periódico en su oficina; el resto del staff de entrenadores está viendo por televisión el partido entre los Diamondbacks de Arizona y los Astros de Houston. Aún no han llegado todos los jugadores. Los que están dan entrevistas o simplemente se relajan, pero se nota que no hay más de dos juntos. Cada quien atiende sus asuntos.
Los Dodgers no están teniendo la temporada que deseaban. A pesar de estar arriba de .500, el buen inicio de campaña de Arizona ha mantenido al equipo angelino alejado del primer lugar de la División Oeste, pero a estas alturas, esa no es señal de alarma y menos con el personal que tienen. Los pocos jugadores que faltaban llegan al vestidor. Entre ellos está Rafael Furcal, el estelar parador en corto dominicano. A primera vista, parece ser una persona discreta y no el parlanchín líder del equipo que es en el campo. Pero las apariencias engañan. Furcal no sólo es célebre por su "fildeo" espectacular, por tener uno de los brazos más fuertes de la liga y por su facilidad para correr las bases, sino también por la pasión con la que juega al béisbol. Esa pasión fue la que lo llevó a batear para .295 de promedio y robar 40 bases en su primera temporada en las Grandes Ligas con los Bravos de Atlanta y ganar el título del Novato del Año de la Liga Nacional en 2000; la que lo hizo convertirse en uno de los pocos toleteros en la historia en batear tres triples en un mismo partido; a ser el doceavo beisbolista en ejecutar un triple play sin asistencia y uno de los cinco bateadores en pegar cuatro hits en tres partidos consecutivos. Tal vez esa pasión no se le note en este momento, pero es un hecho que la lleva dentro.Rafael Antonio Furcal viene de una familia cien por ciento beisbolera. Su abuelo, su padre y sus hermanos jugaron pelota profesional en República Dominicana, pero él fue el único que llegó a las Grandes Ligas. "En mi país es el deporte que se juega", dice Furcal. "Desde que uno se levanta hasta que se acuesta lo que ve es béisbol".
Furcal es de los pocos jugadores dominicanos de las Grandes Ligas que siguen yendo al torneo invernal de su país. "Me ayuda a estar activo toda el año", comenta. "La Liga de Invierno es mi pretemporada para las Grandes Ligas. Cuando llego aquí ya estoy 'calientito' para jugar, no tengo que empezar de cero". Tal vez sea gracias a su dedicación que Furcal es hoy en día uno de los mejores paradores en corto de toda la liga y una verdadera amenaza a la ofensiva. Su promedio de bateo de .369, 4 jonrones, 15 carreras producidas y sus 8 robos de base durante el primer mes de acción de la MLB son sólo resultado de su trabajo realizado antes de la temporada. "Un buen jugador es el que viene todos los días preparado al estadio para jugar, que da el 100 por ciento, no sólo cuando las cosas salen bien sino también cuando salen mal, y que busca inspirar al equipo", dice Mariano Duncan, ex pelotero dominicano que brilló en las Grandes Ligas en las décadas de los 80 y 90 y actual entrenador de cuadro de los Dodgers."No importa que al pelotero le esté yendo bien o mal, cuando se preocupa por cómo va el resto del equipo, se convierte en un jugador completo porque juega para su equipo y no piensa solamente en sí mismo".
Al parecer, la idea de Duncan de lo que es un buen jugador encaja a la perfección con el estilo de Furcal. "Para nosotros, Rafael es la bujía inspiradora. Cuando Furcal no se embasa o no hace algo por nosotros, el equipo se viene abajo", comenta Duncan. "De los tres años que llevo entrenándolo en las Grandes Ligas, me ha enseñado que no solamente piensa en él sino que también piensa en el equipo. Viene todos los días con la misma actitud, vayamos bien o mal. Eso se debe a que estuvo muchos años en un equipo ganador como Atlanta. Cuando un pelotero juega con un equipo así trata de llevar esa inspiración al equipo". Desde que estaba en los Bravos, Furcal tenía fama de ser el jugador que mantenía al equipo unido en el terreno de juego y en el vestidor. "Siempre trata de tener a los compañeros estrujados, en armonía, habla todo el tiempo con todos", comenta Duncan. "Es difícil encontrar un jugador así. Furcal enseña mucho en el terreno, pero también en el vestidor. Antes de empezar el juego, siempre está hablando con sus compañeros. Al comenzar el partido está tratando de enseñarles a los demás peloteros la actitud que él tiene para ganar juegos. Sin él no sé dónde estaría el equipo". Por el momento, los Dodgers están acortando distancia en la división, pero la chispa que enciende Furcal los podría llevar a los playoffs o, incluso, más lejos. Fuera de su familia, el número 15 de los Dodgers no recuerda a algún otro jugador que lo inspirara para convertirse en profesional. Si bien, Barry Larkin y Ozzie Smith están en su lista de favoritos, no influyeron en su decisión para dedicarse de lleno al béisbol. Furcal simplemente ama el béisbol. Él mismo acepta que cuando llegó a las Grandes Ligas sintió la diferencia de inmediato. "Sabes que te vas a juntar con peloteros de mucha experiencia y que la pelota es un poco diferente", recuerda. "No me costó trabajo adaptarme porque me dediqué igual que en mi país. Siempre trabajando duro para que no me bajaran a las Ligas Menores, ese era el único cambio, que si no haces bien las cosas, te vas para abajo". En cuanto a lo que sucede en la temporada con los Dodgers, Furcal no está preocupado. "Tenemos un equipo joven, tremendo equipo que trabaja muy duro", dice. "Lo importante no es cómo se empieza sino cómo se termina y si seguimos jugando como en los últimos encuentros podemos llegar muy lejos". Rafael Furcal se acaba de poner el uniforme y va a la pantalla donde los entrenadores ven el juego. En menos de dos minutos hay más de 10 jugadores del equipo reunidos a su alrededor escuchando su anécdota. "Una vez estábamos perdiendo en la última entrada. Estaba en 3 y 2 con dos outs. Lanzaba Kyle Farnsworth, que le pego a la bola y la botó. Acabamos jugando18 innings". Ahora sí parece el líder parlanchín que se ve en el campo de juego.POR LENIN CANELA
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